jueves, octubre 12, 2006

Orange

My first tale for the NJL Second Generation. Enjoy it ;)

NARANJA
Como odiaba ese color... ya no necesitaba siquiera verlo. El solo hecho de pensar que esa estridente tonalidad estaría ahí todos y cada uno de los días de su vida le provocaba una migraña incesante.
Todo empezó cuando decidieron cambiar la imagen corporativa para que sea más acorde con sus productos.

“Somos el principal fabricante de jugos naturales. El entorno en que trabajamos debe reflejar lo que hacemos. Pronto se completara la migración de pintura. Saluda atte., el departamento de Marketing.”

Ese era el breve y apocalíptico memorando enviado a todos los empleados.
¿Como podían tener la mínima idea, esos niños mimados en sus blancas y cómodas oficinas, del dolor que le provocaba estar todo el día encerrado en esa habitación donde todo le recordaba a su prima Mariana?.
Pero no era el daño que ese tono pudiera provocar en su vista lo que peor lo ponía, sino la sacudida emocional que provocaba en su memoria.
Mariana, la dulce, la juguetona. Siempre con ese vestido tan característico, el mismo color que ahora cubría las paredes de la fabrica. Con la falda tan corta, mostrando las suaves y torneadas piernas. Corriendo y saltando por todos lados. Y cada vez que notaba como él la miraba, la muy turra le dirigía una mirada picaresca. Oh, sí, ella se lo busco. Sin dudas es lo quería cuando se saco la ropa y se metió desnuda en la pileta. Solita se lo busco.
¿Y entonces porque provocó tanto escándalo, porque gritó y lloró cuando él la tocó, obligándolo a emprender un éxodo, a buscar otro lugar donde vivir?
Una nueva ciudad donde el único trabajo que podía conseguir sin que le hicieran demasiadas preguntas era como operador de envasado.
Con el tiempo había logrado cerrar el pasado, poner todos sus recuerdos en lo más profundo de un arca en su hogar. El mismo baúl donde guardaba lo único que le quedaba de su anterior vida, el traje de su prima.
Ahora, al tener que contemplar ese color, todo volvía a su mente. Las lagrimas, los aullidos de desesperación y las miradas de culpabilidad. Un constante recordatorio de su error.
Por fin no pudo soportarlo más y decidió terminar con el sufrimiento.
El frío caño de la cura lo contempla silencioso, dejándolo a solas con sus pensamientos. Por un momento estos le proponen acabar con los que hayan decidido torturarlo de esa forma, pero después vendrían otros con las mismas intenciones.
Y aunque se fuera a otro lugar a buscar un nuevo comienzo, el ciclo se repetiría tarde o temprano. Solo él podía ponerle un fin y sabia muy bien como.

“Se les avisa a todos el personal que en el día de la fecha el empleado José Luis Guerra de la sección Envasado cometió suicidio. En señal de respeto la empresa cerrará durante un día por duelo. Saluda atte., el departamento de Recursos Humanos.”

-¿Que terrible lo de este hombre, no, señorita Demelo?- comenta Martín, uno de los empleados de Marketing, mientras mira el memorando a su nueva jefa.
-Lo es, Martín, pero cada uno es dueño de sus decisiones – responde esta limpiándose las uñas sin siquiera levantar la mirada- Y hablando de eso, estuve pensando en tu propuesta de pintar la fabrica con un color más suave a la vista. Quizás tengas razón en que el color naranja que elegí puede resultar muy agresivo a la visión.
-Perfecto, señorita, además fabricamos otros gustos en la empresa. Se puede pintar todo de un suave amarillo durazno, por ejemplo.
-Por supuesto. Excelente idea- le responde la jefa sonriéndole – Y podes llamarme Mariana.

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