martes, diciembre 05, 2006

Gods` Play - Chapter Two

-Bastardo.
Dumas se acomodó en su asiento mientras le sonreía con perversa satisfacción a Roma.
-Admítelo, querida, no ibas a llegar a nada con ese hombrecillo patético. Solo tuve que
poner un subte adelantado en la llegada para que volviera a su ordinaria vida.
Roma resopló para sus adentros pero sabia que el súcubo tenia razón.
A Michael Weatherly le faltaba motivación, algo por lo que luchar con fuerza y esmero.
Pero igual se negaba a reconocérselo. No a Dumas, quien la ponía de los nervios con
sus trampas y jugadas sucias.
El resto de los antiguos en la sala de juegos estaban seguros que el odio entre el
demonio de las mentiras y la diosa de la inspiración ocultaba una profunda atracción
sexual.
-Quizás plantee mal el carácter de mi personaje- dijo Roma después de unos minutos de
meditar en silencio sus próximas palabras- Pero el juego tiene fallas de diseño.
El normalmente impávido Gamemaster la miró de reojo.
-Mejor dicho, cirscuntancias que pueden favorecer a ciertos jugadores- se atajó la
deidad con rapidez.
Todos sabían muy bien que el anciano diseñador tenia más poder que el sumado por
todos los dioses, demonios y demás seres mitológicos que se juntaban para crear y
destruir vidas humanas sin vueltas ni lamentaciones.
Casas, ciudades, países, mundos y universos surgían de la nada y volvían a esa nada en
cuestiones de horas.
Aunque algunos todavía recordaban legendarias partidas que duraron milenios y fueron
terminadas con las generaciones descendientes de los personajes originales.
La que acaba de ganar Dumas solo duró un día de la vida de Michael y un parpadeo
para los antiguos jugadores.
El Gamemaster habló con una voz que retumbó en todo el recinto.
-Roma, la habilidad del jugador es lo único que favorece su victoria o derrota. No
cambia nada el hecho de cómo juegue.
-Dumas se aprovechó de que puede modificar el medio para detener a mi personaje. No
tenia forma de manejarlo en ese entorno.
El diablo infló su pecho de orgullo y se dirigió a Roma.
-Amor, si piensas que es más fácil cuando controlas el ambiente te ofrezco la revancha
con los roles intercambiados. Te aseguro que aún así te ganare con suma facilidad.
Los ojos de Roma destellaron. Contaba con la vanidad de Dumas como los antiguos
griegos contaban con su gracia.
-Aceptó el desafío.
-Con una condición. Yo puedo diseñar a mi personaje y definir su forma de pensar
desde el principio. No tengo la habilidad para inspirar actos espontáneos de locura como
nuestra querida diosa.
Roma frunció el entrecejo pero sabia que tendría que aceptar la propuesta.
El Gamemaster se frotó la barba mientras meditaba. Dumas y Romas eran los mejores
jugadores y sus partidos siempre eran emocionantes aunque breves en extremo. Después
de incontables milenios, darle algo de chispa al juego no vendría mal.
-No tengo objeción al respeto. Dumas podrá diseñar por completo al personaje mientras
Roma controla todo el ambiente que lo rodea.
Trascurridos unos cien años (en tiempo mortal) en los que algunos demonios muy
aristocráticos aprovecharon para fumarse un habano, los tres implicados en el juego se
pusieron de acuerdo sobre el nuevo tablero de juego.
Con un pase de su báculo, el Gamemaster recreó a sus pies. El nieto de Michael
Weatherly solo notó un destello blanco mientras dejaba de existir y su abuelo renacía
con una nueva identidad.

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