martes, diciembre 26, 2006

Migraine before Christmas

Let´s make a mix: into a post-Christmas depression add a little of "A Christmas Carol" (the Charles Dickens´classic tale), shake strong and be sure of served it well cold.
It´s the new drink of this Summer.
LA MIGRAÑA ANTES DE NAVIDAD
Aislado sin más compañía que silenciosos guardia y el zumbido de los monitores Gosorec levantó una copa.
Tuvo una buena vida y ahora, acurrucado en una bata demasiado grande, no siente que tenga nada que lamentar.
Ni una meditación sobre las ambivalencias cotidianas o cualquier otro tipo de pensamientos enmarañados que lo disturben.
No piensa en todas las vidas destruidas para ser uno de los más ricos del mundo.
No piensa en sus familiares, la mayoría muertos o maldiciéndolo en la lejanía de sus pobres hogares.
Todos estorbos en su camino, piedras que cumplieron algún rol en la larga marcha pero al final debían ser removidas sin contemplación.
Antes que intentarán alejarlo de sus sueños. Antes que le quitaran todo.
Como cuando tuvo que entregar su osito de peluche a su hermanito. A partir de ese día, su agusanado corazón juró que nunca más haría un sacrificio.
En su inactividad acaracolada se encontraba cuando la alarma sonó.
Se levantó y se dirigió a la sala de vigía.
-¿Qué esta pasando?
-Los radares detectaron un objeto no identificado volando hacia aquí.
Gosorec se relamió los labios de placer.
Seguro que era su antiguo socio que al fin decidió atacarlo en la serenidad de su propio hogar. Fue acertado apartarlo a tiempo. No merecía el crédito de sus invenciones.
Después de todo nadie recuerda a quiénes inventan las cosas sino a quienes mejor las venden.
-¿Responde a la llamada por radio?- preguntó por cortesía.
-Solo esto- el operador conectó un altoparlante y una risa estruendosa retumbó en toda la habitación.
-JO JO JO FELIZ NAVIDAD JO JO JO
Era el colmo. No solo osaban atacarlo, también se mofaban.
-Derríbenlo.
-Pero no estamos autorizados...
-Está en mi terreno, puedo hacer lo que quiera. ¡Derríbenlo!-gritó Gosorec con una pasión en sus venas que no sentía años ha.
Esto es lo que siempre estuvo esperando, la oportunidad de mostrarle tanto a los que lo consideraban un excéntrico paranoico como los que pensaban atacarlo lo mal que hacían.
El vigía, más temeroso de su patrón que de la posible amenaza, lanzó los mísiles.
En el radar la mancha fosforescente se desintegró.
Los ojos de Gosorec ardieron con placer. No había mujer o razón material que pudiera darle algo similar a este momento.
-Vamos afuera. Quiero ver los restos.
En lo profundo de la noche, los restos de la nave ardían en juguetonas llamas. El perspicaz olfato del viejo sintió un olor a carne chamuscada similar a ciervo.
Se acercó al inerte cadáver del piloto. Tenia un traje curioso, rojo en su mayor parte.
De repente el inmenso cuerpo tembló, y para horror de Gosorec, empezó a ponerse de pie y avanzar hacia el millonario con un paquete en las manos.
-¡Cuidado, tiene una bomba!- gritaron los guardias disparando directo a la cabeza del intruso.
Aunque las balas lo destrozaban, esté continuaba impasible.
-JO JO JO JO
El magnate se dio cuenta que sus días terminaron y por fin Belcebú mismo llegó a buscarlo. Con resignación aceptó el obsequio.
Durante un instante miró a los ojos del demonio y lo sorprendió ver un viejo como él, tan muerto por fuera como Gosorec por dentro.
El piloto se desplomó mientras resoplaba con su ultimo aliento.
-FELIZ NAVIDA...
Gosorec lo contempló desolado y rompió el envoltorio.
Se quedó unos minutos en silencio y después se dio la vuelta, regresando a su hogar.
-Quemen todo, incluso esto.
Uno de los guardia observó la caja, pero más que el osito de peluche dentro, le sorprendió notar lo que parecían lagrimas en los ojos de su jefe.

1 comentarios:

ginebraazul dijo...

Ya te iba a reclamar alguna actualización, Jacko. Congrats por la bienaventurada (?) colocación (?) de las palabras de chaia.


Besosos muchos,
inés zanahoria