miércoles, enero 31, 2007

Plastic

I`m wait that you recognize the parodic element ;)
PLASTICO
Bajo una luz violácea que cansa la vista, una cajera con sonrisa importada de Taiwán me sirve un helado de chocolate que parece cualquier cosa menos chocolate.
Es pegajoso y me recuerda a lo que quiero hacer en el baño, única razón de comprarlo. Lo tiró a la basura. Ya cumplió su parte en el trato de "LA CASA SE RESERVA EL DERECHO DE ADMISION".
Realizo mi pendiente y me lavó la cara. El agua se filtra por mi boca y siento el asqueroso gusto del cloro. Como el mismo diluyente que use a la mañana para limpiar la pileta esperando un alivio para la agobiante temperatura. Pero al ver como un sapo muerto hace mucho se deshacía, la idea de meterme en ese ácido me dio arcadas.
Salí espantado a recorrer la rambla veraniega esperando escuchar los gritos del vendedor de gaseosas, la algarabía de un espectáculo callejero o cualquier cosa que me apartará de la angustia, del quemazón que ardía dentro de mí. Pero la lluvia lo arruinó todo... igual no sé de que huyen porque las gotas se evaporan antes de tocar el suelo o la punta de mi lengua en un beso que jamás llega.
Y así terminé encerrado en el baño de un local de comidas rápidas, mirando al espejo. Un payaso se burla con descaro... "TEN UN LINDO DÍA". La otra cara, en el espejo, me dice "FUCK YOU, KEN".
El maldito ardor se hace más denso. Clavó la vista en una linda rubia oxigenada para distraerme. Está hablando con un anteojudo pero su charla parece tan hueca como su
cabeza.
Nos cruzamos las miradas y me hace guiños con sus ojos pintarrajeados y las pestañas artificiales. Hace demasiado calor pero ya tengo una erección.
Después de un rato se excusa con su interlocutor y se levanta para ir al baño. La sigo y veo el resto de su cuerpo, desde las piernas torneadas por la lipoaspiración pasando por los pechos rebosantes de siliconas hasta el colágeno en los labios.
La tomo del brazo y la arrastro dentro de uno de los cubículos. No opone resistencia.
Finjo escucharla mientras busco debajo de su minifalda. Me dice que se llama BARBIE mientras la penetró.
Ni me molesto en usar protección... ¿para qué agregar más de lo mismo?
El calor sigue aumentando, nuestros sudores mezclándose en un asqueroso brebaje. Le lamo la cara y sabe a una mezcla de sal con tintura. De repente me arde la lengua.
Abro los ojos y Barbie tiene algo más que el maquillaje corrido, toda su expresión es una deforme mueca. La tiró al suelo y su cabeza se parte en mil pedazos.
Salgo corriendo del baño y todo el mundo se esta fundiendo, desde las personas hasta las plantas de utilería empiezan a derretirse.
Me miró a un gran espejo e intentó gritar. Pero mis dientes están fundidos y mi lengua encerrada en una prisión.
El techo del local se abre y veo dos dioses, dos seres gigantescos zarandeando todo mi mundo como si fuera una pelota. El que parece un niño le grita al otro, una niña con la cara pecosa, y está se aleja gritando.
"MAMA, MAMA, JAIME ME QUITO LA CASA DE MUÑECAS"
El chico-dios-gigante me mira con perversión y tira mi universo al infierno. Mientras las llamas me cubren, me doy cuenta que no siento dolor. Quizás en el próximo reciclado ya venga con más sentimientos...


O quizás usen mi plástico para un preservativo. La idea me repugna y intento aullar mientras me hundo en la llameante oscuridad.

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